La asociación Viñas Viejas de Soria aglutina a 14 bodegas que atesoran cepas centenarias en un clima frío y situado en altitud
La asociación Viñas Viejas de Soria que se presentó oficialmente hace un mes en San Esteban de Gormaz, está buscando “dar visibilidad a Soria y unir nuestras fuerzas para explicar las peculiaridades que tenemos aquí”, en referencia a las viñas centenarias de la provincia de Soria.
Tal y como explicó el presidente de la asociación, Bertrand Sourdais, de las 1.274 hectáreas que existe en la provincia de Soria, más de 900 son de cepas viejas, entre ellas, 120 hectáreas de viñedo tienen más de 120 años, 204 están entre los 90 y los 120 y 638 hectáreas albergan viñedos de entre 70 y 90 años, un hecho que da una peculiaridad a los vinos.
Pero es que además los viñedos “son un mosaico de un montón de pequeñas parcelas”, como señaló el presidente de Viñas Viejas, en referencia al hecho de que la media de cada viñedo es de 0,1 hectárea, y además cuenta con un legado patrimonial como el Conjunto etnográfico de El Plantío de Atauta, declarado BIC o las 298 bodegas que alberga los pies del castillo de San Esteban de Gormaz, en el límite de la zona de cultivo del viñedo, lo que convierte a San Esteban “en la puerta de entrada”, con referencias enológicas desde el siglo XVIII en que se han datado alguna de estas bodegas.
Una de los momentos más auténticos de esta cita fue la cata de vinos de pueblo elaborados con viñas viejas que ponen de manifiesto el carácter de esta tierra que se traduce en cada copa de vino, en su personalidad, sabor, aroma y cuerpo, gracias a una tradición centenaria que atesoran los pueblos y sus viñedos de cepas viejas.
El clima en la Ribera del Duero
Según reconoce Benito Elvira, meteorólogo de la localidad soriana de Ines que presta sus servicios a AEMET, la Ribera del Duero soriana se encuentra, aproximadamente, entre los 750 y los 1000 metros y las mayores altitudes se encuentran, corriente arriba del Duero, en la provincia de Soria, con valores entre los 850 y los 1000 metros, lo que confiere unas características específicas a este rincón de la Ribera basadas en el clima.
Así la altitud, la orografía y latitud de la Ribera del Duero soriano aportan una serie de connotaciones a los vinos sorianos, según este meteorólogo, quien también destacó el valor de las heladas que afectan a las cepas, que también dan un carácter único a las uvas que se traslada a cada copa, al igual que la mayor precipitación que en otras zonas de la Ribera.
Además, la temperatura media anual oscila entre los 11 y los 12.5 ºC, siendo los valores más bajos los de la Ribera del Duero soriana, algunas que se alejan del cauce del río, al estar en altitud. En cuanto a las precipitaciones aunque las medias de la Ribera indican unos valores de 400-500 mm, la zona de Soria es algo más húmeda, en varias decenas de mm. Tan importante o más que la cantidad de precipitación es la distribución a lo largo del año, ya que en verano la precipitación es escasa, procedente de chubascos asociados a tormentas que son más frecuentes en el entorno de los Sistemas Central e Ibérico, lo que puede ser determinantes en la maduración de la uva. Aunque el riesgo del campo aquí también es más elevado, porque precisamente, en la Ribera del Duero de Soria se observa una mayor frecuencia de tormentas durante el verano, lo que se traduce en una mayor probabilidad de granizo.
Por último, en lo que al viento se refiere, los vientos de montaña también son de carácter local y se encauzan en los pequeños valles del bajo Duero soriano que discurren perpendiculares al río, esto es en dirección S-N en la margen izquierda (al sur del Duero) y N-S en la margen derecha (al norte), lo que aporta una serie de beneficios como el equilibrio de las diferencias de temperatura entre la montaña y el valle o una mayor aireación, lo que favorece una mayor sanidad de la uva.
El suelo
El futuro del viñedo pasa también por los estudios que se están realizando en estos momentos, como reconoce el gerente de Vitis Navarra, Rafael García, quien destaca la importancia de la tierra donde han instalado su empresa, Zayas de Báscones, para llevar a cabo sus microvinificaciones. García destacó que cada 500 años surge una nueva variedad y que hasta hace poco “hemos tenido un crisol de variedades”, por lo que las plantaciones antiguas, como las que se encuentran en los viñedos sorianos, hasta la llegada de la filoxera eran varietales.
“El valle de Atauta es donde el tempranillo es más puro”, afirmó el responsable de Vitis, quien aseguró que, en otras comarcas, la llegada de la filoxera provocó que se replantaran variedades históricas pero que no son autóctonas.
En el caso de esta empresa que trabaja la genética del viñedo, su metodología de trabajo comienza con la elección de una región vitivinícola como ha sido la Ribera del Duero soriana y posteriormente la elección tanto de la variedad de población de cepas como, especialmente, el trabajo sobre viñedos históricos, para llevar a cabo una recopilación aleatoria de los biotipos que posteriormente multiplican en vivero, seleccionando sanitariamente el gen que identifica la variedad de uva que permite crear un banco de germoplasma.
Actualmente han trabajado sobre 19 parcelas de tempranillo del Valle de Atauta, donde se encuentran los viñedos de Dominio de Es y Dominio de Atauta, con el objetivo de conservar y caracterizar selecciones masales, selecciones clonales y los bancos de germoplasma y desarrollar un centro de investigación y transmisión de conocimiento del material vegetal.
Historia asociación
La asociación Viñas Viejas de Soria nació en 2019 con el objetivo de comunicar la actividad vitivinícola de Soria, proteger el patrimonio enológico de la provincia y desarrollar la calidad de los viñedos sorianos y tiene como ámbito territorial las empresas vitivinícolas sorianas.
La asociación trabaja para para aunar esfuerzos entre las empresas del sector y defender las características y peculiaridades de los viñedos sorianos, que se sitúan en altitud, próximos al nacimiento del río Duero. Además la situación geográfica, encajada entre Sistema Ibérico y el Sistema Central hace que tenga un impacto directo sobre el clima frío que caracteriza a los vinos sorianos.
Su seña de identidad son unas viñas viejas que tienen como peculiaridad que atesoran la esencia de la historia y el clima soriano, que le han otorgado un carácter único a unas uvas especiales que, trabajadas con el mimo y amor que ponen los enólogos de las bodegas sorianas, permiten elaborar unos vinos exclusivos donde prima la calidad por encima de cantidad, donde cada botella es un regalo deseado.
La riqueza de su suelo, las pequeñas parcelas de cepas centenarias dan a sus uvas tinto fino, garnachas y albillos un nivel de calidad altísimo para unos vinos que cuentan ya con el reconocimiento internacional y premios que los avalan y son la seña de identidad de un territorio que, a pesar de su despoblación, ha sabido trasladar a sus barricas los ritmos que marca la naturaleza y que permite plasmar el ecosistema y la biodiversidad en cada botella.
La asociación se encuentra ya inscrita como tal en la Junta de Castilla y León y engloba a bodegas pioneras en la provincia como DO5 Hispanobodegas SL (Bodegas Gormaz), junto a otras bodegas de San Esteban de Gormaz como Antídoto, Dominio de ES SL, Bodegas y Viñedos Aceña (Terrasesteban), Taruguín, junto a otras del municipio como Tierras El Guijarral (Rudeles), Bodegas y viñedos Señoría de Aldea, Dominio de Atauta y señorío de Villálvaro, junto a las de nueva creación como Bodega Aranda-DeVries de Ines, a las que se suman otras clásicas de la provincia de Soria como Bodegas Castillejo de Robledo, Bodegas Valdeviñas de Langa de Duero, junto a otras dos bodegas sorianas como La Quinta Vendimia y Lunas de Castromoro.